lunes, 8 de agosto de 2016

El sabio Feng visitaba a menudo el jardín de Tsu-Ling que tenía las mejores rosas que rivalizaban con las mías.Las de él siempre ganaban el premio del emperador.
        Un día Feng me comentó que alguien había echado sal en la tierra de las rosas de Tsu-Ling.El creía que había sido yo.Pero, aunque lo odiaba, No podía odiar a sus rosas.Lo considero un jardinero superior.
         Feng por la mañana daba sus largas caminatas, él pensaba en sus casos, otras veces no pensaba en nada.
         A Feng no le gustaba pasear por la noche.Pero,ese día se tuvo que quedar toda la madrugada alrededor del jardín de Tsu-Ling sin ver a nadie. 
         Al atardecer, luego de descansar, Feng fue a saludar a Tsu-Ling y noto que habían volcado más sal sobre la tierra.
         Tsu-Ling se quería retirar a la colina para dedicarse al cerezo y al jazmín, yo me llevaría el premio del emperador.
          Mientras Tsu-Ling hablaba, Feng había hundido una pala en la tierra. Tsu-Ling le preguntó por qué hacía eso, si él pensaba que había sido yo. Supuestamente él sabía el crimen, el culpable pero no el arma. Feng dijo Ue seguiría hasta que dijera la verdad.
          Se quedaron callados.Hasta que, porfin, Tsu-Ling confesó: "Mi esposa solo tenía ojos para Pao, así que la maté y la planté aquí".Él quería ocultar el crimen pero ella quería hacerse ver,y crecieron esas hermosas rosas."Por eso les tiré sal, porque eran las más hermosas".
          El castigo de Tsu-Ling fue mantener sus rosas y dejar que crecieran. Él cumplió con el acuerdo y viajeros de puertos lejanos venían a ver las rosas rojas como la sangre.
          Una tarde Feng vino a visitarme, me preguntó sobre Tsu-Ling y le conté que había muerto por una espina de rosa,y que yo había cuidado de su jardín pero que no me había atrevido a tocar sus rosas, Feng me dijo que hacía bien en no acercarme y que las rosas de Tsu-Ling ya no necesitaba jardinero.


FIN