El sabio Feng
visitaba a menudo el jardín de Tsu-Ling que tenía las mejores rosas que
rivalizaban con las mías.Las de él siempre ganaban el premio del emperador.
Un día Feng me comentó que alguien había echado sal en la tierra
de las rosas de Tsu-Ling.El creía que había sido yo.Pero, aunque lo odiaba, No
podía odiar a sus rosas.Lo considero un jardinero superior.
Feng por la mañana daba sus largas caminatas, él pensaba en
sus casos, otras veces no pensaba en nada.
A Feng no le gustaba pasear por la noche.Pero,ese día se
tuvo que quedar toda la madrugada alrededor del jardín de Tsu-Ling sin ver a
nadie.
Al atardecer, luego de descansar, Feng fue a saludar a
Tsu-Ling y noto que habían volcado más sal sobre la tierra.
Tsu-Ling se quería retirar a la colina para dedicarse al
cerezo y al jazmín, yo me llevaría el premio del emperador.
Mientras Tsu-Ling hablaba, Feng había hundido una pala en
la tierra. Tsu-Ling le preguntó por qué hacía eso, si él pensaba que había sido
yo. Supuestamente él sabía el crimen, el culpable pero no el arma. Feng dijo Ue
seguiría hasta que dijera la verdad.
Se quedaron callados.Hasta que, porfin, Tsu-Ling confesó:
"Mi esposa solo tenía ojos para Pao, así que la maté y la planté
aquí".Él quería ocultar el crimen pero ella quería hacerse ver,y crecieron
esas hermosas rosas."Por eso les tiré sal, porque eran las más hermosas".
El castigo de Tsu-Ling fue mantener sus rosas y dejar que
crecieran. Él cumplió con el acuerdo y viajeros de puertos lejanos venían a ver
las rosas rojas como la sangre.
Una tarde Feng vino a visitarme, me preguntó sobre
Tsu-Ling y le conté que había muerto por una espina de rosa,y que yo había
cuidado de su jardín pero que no me había atrevido a tocar sus rosas, Feng me
dijo que hacía bien en no acercarme y que las rosas de Tsu-Ling ya no
necesitaba jardinero.
FIN
Santino: Fijate que está copiado de veces. Eliminá una de las dos y vuelvo a mirarlo...
ResponderBorrarDos veces, quise decir...
ResponderBorrarBien, Santino. Ahora sí...
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